JEREZ GRAVITATORIO

Me siento a una mesa, en uno de sus bares y veo desfilar el mundo ante mí. Reflexiono que poco a poco me voy despidiendo de Jerez de la Frontera. Ya estoy de salida en esta ciudad que tiene los ojos tan negros como una noche sin luna (Los ojos de Jerez, cautivan).

Cuanto más se piensa en Jerez, más te resulta irreal, más se muestra imposible. Jerez, posee una manera de observar y ser observado, es otra forma de silencio con fondo de escuchar palmas: es leyenda… algo que se intuye y oculta con una voz escondida. Es una ciudad proyectada, en donde se espera a que se abra, de pronto, una puerta. Posee ella, toda la calidez del sol del verano.

Con este lugar del mundo he vivido una asociación pactada en el infierno. En este espacio he hallado que es el perfecto punto de fuga o pórtico de entrada para personajes, como yo, que necesitan encontrarse, pero, antes, inevitablemente, perderse. En este sitio, es cuestión de inventar una forma de vivir de una manera decente en un mundo indecente para terminar concluyendo que el infierno es el infierno, lo llames como lo llames y tenga mala prensa.