La saeta, la creación más grandiosa y genial de la música popular andaluza, fue ejecutada por los marranos. Es la oración que los judíos conversos cantaban para aumentar la poca confianza que puso la Iglesia en su cristiandad.
La saeta ha ido siempre unida a lo largo de los siglos en Andalucía a las clases marginadas y económicamente débiles, sirviendo a veces para hacer una manifestación de fe, y otras como protesta de ciertas calamidades. Ha sido también el cordón umbilical para unir a los diferentes estratos sociales.
Lo admirable de la saeta es que reúne en sí, la máxima devoción a Cristo y la más terrible desesperación del judío. La forma del cante jondo al que corresponde la melodía del Kol Nídrei, es la saeta.
La oración de Kol Nidrei es anterior a la Inquisición, por lo menos 500 años, aunque se acentúa y está con más fuerza presente en la época de la dramática Inquisición española, cuando los conversos judíos que optaron por convertirse al cristianismo, en lugar de enfrentar la expulsión o la muerte, se mantuvieron fieles al judaísmo en el corazón, y hasta cierto punto en observancia, reuniéndose en la víspera del Yom Kipur, en las sinagogas clandestinas locales. Estos judíos españoles (sefardíes), antes de iniciar los servicios de Yom Kippur, pedían entre lágrimas, orando emocionalmente para que Dios los perdonase por todas las declaraciones públicas que hacían y que eran contrarias a la doctrina judía.
El Kol Nidrei gime, implora atraviesa impetuosamente el éter para llegar a Dios. El Kol Nidrei es la melodía más grandiosa de los judíos.
La saeta andaluza, deriva básicamente de las música religiosa judía, a la que debemos agregar la árabe (almuédanos de las mezquitas de Córdoba, Granada),  y cristiana (Rosarios de la Aurora). De la simbiosis de dichas músicas impregnadas de las melodías, sentimientos y manera de ser del pueblo andaluz, dan origen a través del tiempo a la saeta primitiva (llanas) de Marchena y Arcos de la Frontera, y posteriormente se va aflamencando quedando totalmente desarrollada y estructurada como se conoce en la actualidad (barroquista), que sonando en boca del cantaor o saetero, se alza y muere en las alturas.