SEGUNDA PARTE
Para disfrutar y comprender la Exaltación de la Saeta, organizada por la Peña Flamenca Buena Gente, en Jerez de la Frontera, debemos librarnos de todos los prejuicios laicos o religiosos, y esforzarnos entenderla en su totalidad.
La Saeta es dura, simbólica, dolorosa, y hay que salir a su encuentro. Solo desde la ternura infinita del vencido, oprimido o desterrado, se siente su dolor, su desolación, su desgarro.
La Saeta es un cante limitado en el tiempo, únicamente se puede escuchar durante un momento determinado del año.
La Saeta andaluza, deriva básicamente de las músicas judía, a la que debemos agregar la árabe (almuédanos de las mezquitas de Córdoba, Granada), y cristiana (Rosarios de la Aurora). De la simbiosis de dichas músicas impregnadas de las melodías, sentimientos y duendes del pueblo andaluz, dan origen a través de los tiempos a la saeta primitiva (llanas) de Marchena y Arcos de la Frontera, y posteriormente se va aflamencando quedando totalmente desarrollada y estructurada como se conoce en la actualidad, que sonando en boca del cantaor o saetero, se alza y muere en las alturas. Poco antes, se ha esparcido por todos los rincones del templo jerezano de San Mateo, quedando, eso sí, agazapada en nuestros corazones.