Todo el mundo en Navidad se merece querer y ser querido. No podemos aceptar menos. Hay que rodearse de cosas bonitas. En la vida hay, de por sí, muchas sombras y mucha tristeza; buscad en Navidad ese arcoíris y enmarcadlo.
En Jerez de la Frontera hay belleza en todo. Tan solo hay que esforzarse un poco más para verlo. Jerez es para disfrutad de la vida. Aquí hay que cogerla con las dos manos, agarradla, agitadla y creer en ella a cada instante.
La Navidad jerezana tiene sonido propio: La Zambomba. Las hay de dos clases bien diferenciadas: una de actuación, y la otra de convivencia.
La denominada “de actuación” está convocada por los hosteleros quien paga a grupos semiprofesionales. También se pueden ver y escuchar en escenarios de teatro; tienen como finalidad recordar las antiguas reuniones navideñas en los patios de vecinos jerezanos. Responde como reclamo o llamamiento al turismo y es para hacer caja (Sin el gremio de hostelería la zambomba en Jerez languidecerá).
La segunda, y no por ello menos importante, todo lo contrario, son las denominadas “de convivencia”, convocadas por Peñas, Hermandades y Cofradías procesionales. Tienen en su corazón más naturalidad, espontaneidad y participación. Las “zambombas de convivencia” son la joya de la Navidad jerezana. Su gastronomía que acompaña es sencilla, casera, muy gustosa y sus precios económicos, lastimosamente son las menos y hay que encontrarlas con lupa.