Entre misterios y enigmas existe uno de los rincones históricos más fantásticos de la provincia de Castellón: San Mateu. Pasear por el casco antiguo de esta población, con sus iglesias, palacios, murallas, ermitas, museos, mazmorras medievales, el horno medieval, es encontrarnos sumergidos en un túnel del tiempo. Nos podemos cruzar con un Gran Maestre de la Orden de Montesa y sus caballeros, con el cátaro Belibaste, el Papa Luna, san Vicente Ferrer o el mismísimo demonio recién huido de sus mazmorras medievales.
San Mateu fue la capital histórica del Maestrazgo, una vasta y agreste región que tuvo una gran importancia estratégica en el Medievo. Poco después de que el rey Jaume I de Aragón conquistara estas tierras, se las entregó a la Orden Hospitalaria de san Juan de Jerusalén. El propio maestre de la Orden en 1237 dictó la carta de población que dio lugar a la fundación de Sant Mateu. Durante casi un siglo la Orden del Hospital se encargó de la administración de la villa, la justicia y el cobro de impuestos.
Tras la disolución de la Orden de los Templarios por el papa Clemente V, el rey aragonés Jaume II fundó la Orden de Montesa entre 1317-19. Esta Orden fue la encargada de gobernar la región del Maestrazgo y San Mateu, que se convirtió en su capital.
Quien no ha visto al demonio, o no lo ha notado ni percibido, no conoce a Dios. El engaño y la estrategia mejores del diablo consisten en persuadir a la gente de que él no existe. Si esto es cierto, hemos de reconocer que hoy Satanás está teniendo mucho éxito. El diablo no puede considerarse como una pura personificación del mal existente en el mundo. El hecho de que estos fenómenos, atribuidos en otro tiempo a los demonios, sean hoy explicados naturalmente, recurriendo, por ejemplo, a causas físicas (tempestades) o psíquicas (epilepsia, personalidad disociada), no autoriza a negar categóricamente la existencia de fuerzas demoníacas.
Castellón tiene un amplio historial de sucesos que se han relacionado con otras dimensiones y realidades… Cuenta la leyenda que, durante la visita de san Vicente Ferrer a San Mateu, en Castellón, fue encarcelado un ermitaño que resultó ser el demonio, ya que consiguió desaparecer del interior de una de las celdas a pesar de los grilletes y cerrojos. Desde entonces el diablo anda suelto por estas tierras valencianas.
Bien es sabido que el diablo, en San Mateu, abre muchas puertas (nueve), puertas que le llevarán o conducirán a imaginables destinos. Algunas puertas pueden ser peligrosas y no se pueden abrir impunemente en Castellón.