ENIGMA ENTRE LOS JÓVENES GADITANOS: LA TRIPOFOBIA

Alicia es consciente de lo irracional de su miedo, pero aun así no puede evitar encogerse cada vez que ve un patrón de agujeros, por pequeños que sean. Algo que le resulta especialmente difícil cuando está con sus amigos o en público. Siempre, a donde mira, ve un modelo de orificios: en la textura de una formación rocosa, en la corteza de un árbol, en el dibujo de un pastel. Mire donde mire, hay algo que desencadena su miedo.

Alicia es una joven jerezana con una fobia aterradora: la tripofobia. La ha desarrollado desde cuando tenía once años, tras ver una foto de un panal en Internet. Desde entonces, siente un miedo y una repulsión cada vez que se topa con una imagen de agujeros o formas pequeñas agrupadas.

De alguna manera, ella está decidida a superar su miedo, así que ha buscado la ayuda de un terapeuta. Juntos hacen ejercicios de relajación, como respiración profunda y relajación muscular progresiva. También hablan en detalle de sus desencadenantes, para comprenderlos mejor.

Tiene que enfrentarse a su miedo en pequeñas dosis. Ha empezado mirando imágenes de pequeños grupos de agujeros y formas, para luego ir incrementando gradualmente el tamaño y su complejidad. Es un proceso difícil y necesita mucha fuerza emocional para no sentirse abrumada.

De hecho, al final, el valor y la determinación de Alicia van dando sus frutos. Afrontando su miedo en dosis pequeñas y manejables, ha ampliado considerablemente su tolerancia hasta que ha podido ver algunas imágenes de panales, huecos o agujeros sin sentir miedo ni repugnancia.

Digámoslo así, la tripofobia es aversión a patrones repetitivos de pequeños agujeros o protuberancias. Aunque no es reconocida como un trastorno mental, ha habido un desarrollo en la conciencia y discusión de esta condición en los últimos años. Se cree que la exposición a imágenes en línea y redes sociales puede haber contribuido durante el encierro de la pandemia (COVID‑19), a su intensificación entre los jóvenes gaditanos. Está muy relacionada con la ansiedad y el trastorno obsesivo-compulsivo.

Sencillamente, es un verdadero “enigma”. No tiene explicación razonable. Si bien no hay cura para la tripofobia, la terapia y la exposición gradual a imágenes pueden ayudar a manejar los miedos. No hay milagros.

FUENTE: LA CUERDA, libro de Eduardo Arboleda