La llamo así, a esta casa, por haber sido vivienda del autor que abordó por primera vez el estudio de la Melancolía, en el año 1585, me refiero al insigne médico Andrés Velázquez.
Melancolía es un término que deriva del latín y que, a su vez, tiene origen en un vocablo griego que significa “bilis negra”. Se trata de la tristeza permanente y profunda, que puede hacer que el sujeto que la padece no se encuentre a gusto ni disfrute de la vida.
La prueba de que la melancolía ha estado presente a lo largo de toda la historia de la humanidad es que está viva en poemas y cuadros de diferentes artistas.
Dice Víctor Hugo que “la melancolía es la felicidad de estar triste”. Lo cierto es que cuando nos sentimos melancólicos nuestro estado de ánimo suele asociarse a la tristeza, aunque lo que estamos recordando sean buenos momentos del pasado.
La melancolía sin memoria no es posible. Es un sentimiento que nos recuerda que nos falta algo, que estuvo ahí, que era bueno para nosotros, pero que ya no podemos recuperar.
La melancolía es diferente de la depresión. La melancolía se caracteriza por ser una psicosis que perdura a través del tiempo.
El sentimiento de tristeza permanente se comparte en los que padecen la melancolía con la eterna idea en ellos de que nadie puede ayudarlos.
Suelen ser personas muy trabajadoras, solícitas y siempre dispuestas a ayudar a los demás. Tienen un gusto por el orden y por lo general son empleados estupendos.
Centrándonos en la casa del número ocho de la calle Pesas del Reloj, en Arcos de la Frontera, como ya lo he anunciado fue esta casa propiedad del Doctor Andrés Velázquez, posteriormente del arcense Francisco José de Lara y Roldán, que fue Arcediano de Reina en la catedral de Sevilla,
En la segunda mitad del siglo XVIII la vivienda era propiedad de Fernando Ruiz Armario quien la donó a la parroquia de San Pedro. En aquel entonces lindaba con casas del Colegio de la Compañía de Jesús, y por abajo con casas de los herederos del presbítero Gaspar Gamaza,.
En el dintel de la portada tiene un escudo redondo en el que se unen dos calderos, dos águilas y dos bocinas. Como timbre tiene un sombrero eclesiástico con cordones de cuatro borlas a cada lado y dos banderines con dos medias lunas. Es el escudo del Arcediano de Reina, Francisco José Lara y Roldán.
Esta propiedad fue incautada por el Estado como procedente del Clero, en virtud de las Leyes Desamortizadoras, saliendo a subasta pública el 3 de febrero de 1895, adjudicándose el remate a Pedro Dueñas Amores por la cantidad de 2500 pesetas de aquel entonces.
En el pasado siglo XX, y en la década de los años sesenta, estuvo en ella instalada una academia de enseñanza siendo su profesor Francisco Romero Cuberos.
En la actualidad está excelentemente restaurada por los periodistas y matrimonio: Derrick Hill y Jenny Rees, quienes residen en ella dándole vida, conservándola en pie.
Fuentes: Manuel Pérez Regordán y otros