«El vino que tiene Asunción ni es claro ni es tinto ni tiene color».
«El vino que tiene Asunción ni es claro ni es tinto ni tiene color».
«Por qué se viste de sea la lo de lirio morá, por qué se viste de sea, ay campanera, por qué será».
El sentido de estar vivo es divertido. ¿O estaré momificado sin darme cuenta? Como siempre temo que van a expulsarme de los sitios, y en las librerías de viejo o libros usados, más aún. Entre sus recovecos y pasillos, me halaga pensar que existo como un náufrago en una isla desierta. He tardado la vida entera en averiguarlo. O lo supe de niño y se me olvidó al hacerme adulto y solo ahora lo he recordado. Al parecer, conmigo, el olvido se olvidó de olvidar, y el olvido no olvidado, me hace recordar.
Los libreros de viejo, son seres oscuros y peligrosos, sus antepasados vendieron los ejemplares de la quema de la Biblioteca de Alejandría, parece ser que fueron ellos los que metieron el mechero y luego se hicieron los longuis (el inocente, el distraído).
En las librerías de viejo, es como si la realidad se explicase de una manera y nosotros comprendiésemos de otra muy distinta. Aquí el futuro me da miedo, porque el futuro, acaba siendo el pasado que hay que recordar.
El libro usado respecto al libro nuevo tiene una textura diferente, un olor diferente, un tacto distinto. Cuanto más gastado está, significa que ha sido más leído, más usado. Para mí, lo que tiene de especial es preguntarme qué tipo de personas habrán leído ese libro, por qué lo habrán hecho y qué sensación les habrá transmitido.
Soy un voyerista (mirón), empiezo a leer y voy cayendo en un estado hipnótico. La lectura tiene un efecto excesivo sobre mí. El placer de bucear en montones de libros, acariciar su esencia, percibir en ellos el paso del momento.
Entre los muchos ejemplares, hay uno que llama mi atención, lo cojo y abro por una página cualquiera. Una vieja máxima salta a mis ojos: «quien pone un pie en el pasado y otro en el futuro se mea en el presente».
El oficio de librero de viejo tiene algo de vendedor ambulante y de sepulturero. Si te descuidas con él, puedes terminar cadáver apergaminado en la trastienda. Son psicópatas asesinos; sus sentimientos, su forma de amar, sus tórridas relaciones sexuales que los convierten en todo un personaje de novela negra, unas veces tiernos y románticos, otra juez y verdugo despiadado. Seres complejos, sus continuos contrastes y pasiones inconfesables hacen que desemboque tu vida en novela policíaca, que hará implicarte en una vorágine con desenlace inesperado. El librero de viejo, es un viajero del tiempo con final insospechado. ¡Aléjate de sus libros extraños y prohibidos!