JEREZ, GRAN SUPERMERCADO DE EVANGELIZACIÓN DIGITAL

Nadie te regala nada en esta vida. Sólo los engaños y los sinsabores. El mundo posmoderno en el que nos toca vivir es pura contradicción. La ciudad, lo dijo Walter Benjamin, es una fantasmagoría: una geografía artificial e irreal que damos por auténtica, y que se debe apartar para ver la verdad que late debajo.
Las instituciones o comunidades religiosas no son meros receptores pasivos de la fuerza conformadora de los medios digitales, sino que moldean los mismos, negociando sus lógicas de acuerdo con sus objetivos particulares.
Gracias a Internet, el mensaje de Jesucristo se transporta a tu vecino de forma que los primeros evangelizadores históricos ni siquiera pudieron soñar. Sin embargo, todos debemos discernir con cuidado lo que leemos y encontramos en la web. En ella, no todo es oro lo que brilla, ni trigo limpio.

Jerez, es una ciudad andaluza en donde hay que avanzar con cautela. Ya no van de dos, en dos, llamando a la puerta, se cuelan directamente en tu móvil, Tableta o portátil. Casi todos los sectores de la sociedad jerezana, se han sumado al tsunami de la digitalización consciente de las grandes ventajas que la tecnología ofrece en estos tiempos. La ciudad se encuentra en las redes sociales, asediada por los incansables mensajeros de Dios, ofreciendo la salvación, y un más que sospechoso camino para llegar a la eternidad. Para la persona de a pie, las redes sociales, le ofrecen lo que hoy genéricamente se denomina espiritualidad, condimentada de sentimentalismo y esoterismo, haciéndola más atractiva, más vendible.

La nueva religión digital es un gran supermercado. La realidad es que el Internet, en Jerez de la Frontera, está plagado de reclamos religiosos, no es un ambiente absolutamente laico. Hay que tener mucha fe para ser hoy creyente en Jerez de la Frontera.