Cuando Gutenberg sacó su invento de la imprenta más de un monasterio copista se llevó las manos a la cabeza, se santiguó y pensó que el fin del mundo había llegado.
Los nietos de nuestros hijos no leerán libros en soporte de papel, ni digital (libro electrónico), tendrán libros holográficos; las librerías y bibliotecas estarán en la nube (cloud storage).
Las librerías tradicionales jerezanas agonizan sin poner remedio alguno por su cuenta, tan solo se lamentan. En Jerez las librerías de toda la vida están apolilladas, enmohecidas languidecen en el tiempo limitándose a ver venir su cierre.
Una lástima, el huracán de la modernidad se las lleva al sueño eterno del pasado.
No entienden que si un cliente se acerca a ellas y solicita un libro, obteniendo por única respuesta que no lo tienen o peor aún que no se lo pueden suministrar, está cavando su propia sepultura. Se obstinan en no comprender que al lector le da lo mismo que el libro está editado por Planeta, Alfaguara o Amazon, lo que desea es hacerse con un ejemplar lo más pronto posible para inyectarse en vena.
El amante de la lectura que no le atrae comprar por Internet, está dispuesto a ir a la librería para que le suministren los libros editados en Amazon, por descontado ya es sabedor que este servicio del librero tiene un precio añadido por gastos de gestión.
El árbol que no es flexible se rompe, los negocios que no se actualizan: ¡Desaparecen!